Pasará un tiempo antes de asimilar todo lo vivido. Por lo pronto, nos quedamos con una felicidad tremenda de haber llegado sanos y salvos.
Al comienzo todo era volátil, parecía irreal estar cruzando la pampa árida y caliente. A medida que avanzamos, nos fuimos empoderando del camino. Nos sentimos fuertes como equipo y avanzamos sin importar lo empinada que fuera la próxima subida. El recorrido tuvo muchos matices y lentamente se fue convirtiendo en una marcha silenciosa para la inclusión de la bicicleta en largos tramos del país, y dejar de pintar las veredas para inventar ‘ciclovías’.
No puedo creer que estamos ya en nuestro destino, lugar que nos recibe con un día increíble y nos invita a descansar. Pronto les iremos contando más detalles de las sensaciones del viaje.
Como siempre, gracias a TODAS las personas que nos han apoyado en este sueño.
